sábado, 13 de abril de 2013

El vaso temblaba en la mano de Tamara. Pequeñas gotas de agua salían disparadas de él, salpicando el suelo.
-¿Te encuentras bien?- Preguntó Christian.
-Sí.-Contestó Tamara, dejando el vaso sobre la mesa.
-¿Seguro?- Insistió.
-Sí, seguro. Ya me conoces, sabes que siempre me pasa cuando me pongo nerviosa. Mi cuerpo tiembla exageradamente, pero pasado un rato se me quita.
Christian sonrió. Definitivamente estaba enamorado.
-No tienes por qué estar nerviosa, ya verás como a partir de ahora todo sale bien.
-Ojalá...- Tamara suspiró. Ya estaba harta de hacer y deshacer la maleta todo el tiempo, de tener que dejar y volver a su casa cada dos por tres. Estaba harta de tener que acordarse siempre de tomarse sus pastillas con cada comida, de no poder salir los fines de semana con sus amigos, como hacían todos los demás. Harta de mirar por la ventana y ver cómo pasaba la vida ante sus ojos, y harta de no poder aprovecharla.
-¿Quieres que te de un masaje? Fuerte, como a ti te gusta. Eso te relajaría un poco, ¿no?- Le dijo Christian con una sonrisa. Tamara lo miró a los ojos y sonrió.
-No, no perdamos más el tiempo.- Dijo decidida. Christian agarró la silla de ruedas y caminó hacia la salida. Tamara se despidió de todos, contenta de poder intentarlo de nuevo, de intentar volver a vivir.
-¿Lista?
-Lista.- Tamara agarró la mano de Christian, mientras los dos salían del hospital.


Por Ellen Hamon :)


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