sábado, 20 de abril de 2013

"Ángel" Parte III

Sergio se despertó de madrugada, se había quedado dormido mientras hacía los deberes en su escritorio. Ahora tenía una manta sobre los hombros, que no recordaba haber cogido en ningún momento. Confundido, se la quitó. Entonces le llegó un olor familiar, aquella manta olía a Belinda.
-Ya basta, Sergio. Te estás obsesionando- Se dijo a sí mismo. Belinda lo observaba desde una esquina. Odiaba no poder hacer nada para que su amigo se sintiera mejor. Si hubiese alguna manera de hacerle comprender que seguía allí, que no se había marchado... Pero ahora mismo no encontraba el modo.
Sergio se levantó de la silla y cogió su mp3. Al encenderlo, sonó esa canción que tanto le hacía pensar en Belinda.

Aquí estoy,
tú también,
aunque sea en la imaginación baby...

-Esta vez, quiero ser, la luna llena que te espera y te ilumina...- Cantaba Sergio.
-Como amiga te he sido fiel, ahora te llevo en la piel...-Continuó Belinda.
-Sé que no va ha suceder, pero lo puedo soñar...
-Te digo: somos los dos, como el aire que está, flotando libre en la inmensidad, oigo tu voz, sueño contigo...
-Eres mi ángel de paz, déjame volar, a tu lado yo por siempre quiero estar, tus alas me llenan el alma...- Sergio no pudo evitar que salieran sus lágrimas de nuevo. Se sentía triste y culpable, pero a la vez, sentía algo muy distinto. No sabía qué era ni cómo explicarlo. Sentía que, de alguna manera, Belinda no se había marchado del todo.
- ¿Por qué te siento tan cerca? Eh, ¿por qué?- Se lamentaba Sergio.
-¡Porque lo estoy! ¡Estoy aquí! ¡Dios, Sergio! ¿Por qué no me ves? ¿Por qué no puedo hacer que me veas?- Belinda, irritada, se acercó a su amigo, y lo abrazó.
Entonces Sergio reaccionó. No había visto ni oído nada, pero lo que acababa de sentir era suficiente para saber lo que pasaba.
-¿Belinda?- Belinda se sorprendió.
-Sergio, ¿puedes oírme?- Sergio no respondió. A Belinda no le importaba, por lo menos, de alguna manera, se había dado cuenta de que ella estaba allí.
-Si realmente eres tú, si realmente estás aquí, dame una señal.-Belinda no hizo nada. ¿Qué señal podía darle?- Por favor, Belinda. Necesito estar seguro de que no me he vuelto loco. Por favor.- Suplicaba Sergio. Belinda se acercó a la estantería de libros que Sergio tenía en su cuarto, y cogió de ella un libro que tiempo atrás le había regalado por su cumpleaños. Aquel era básicamente el único libro que Sergio se había leído sin que lo hubieran obligado, pues la lectura no le interesaba demasiado.
Sergio giró la cabeza cuando oyó caer el libro al suelo. Se levantó a recogerlo, y entonces vio la portada. Era "Halo" de Alexandra Adornetto, el libro preferido de Belinda, que meses atrás había querido compartir con él, regalándoselo por su cumpleaños.
Sergio comprendió entonces, que realmente era su amiga, que estaba intentando contactar con él. Sonrió.
-Entonces eres... ¿como un fantasma?- Preguntó Sergio. Belinda no sabía qué contestar. Jamás se había parado a pensar en ello. ¿Era ella acaso un fantasma, como decía Sergio? No lo sabía. ¿Cómo eran los fantasmas? Belinda no tenía ni idea, nunca le había interesado ese tema. Entonces sonrió, y respondió en voz alta a la pregunta de su amigo, aún sabiendo que él no podría escucharla.
-No soy ningún fantasma. Soy un ángel, y estoy aquí para cuidarte...



Escrito por Ellen Hamon :)

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