A veces me despierto, creyendo que nada a cambiado. Creyendo que sigo siendo la misma niña pelirroja, bajita, de ojos azules,
pálida y con pecas en la cara. Creyendo que me sigo llamando
Saray y que mis padres estarán desayunando en la cocina, como cada
mañana; que las calles siguen cubiertas por la nieve de este frío
invierno en el que acabamos de entrar; que mi gato seguirá dormido
junto al fuego, como cada día; creyendo, que todo sigue igual.
Cosa
que no es cierta. Hace tiempo que el invierno se fue, llevándose
consigo al hermoso gatito que solía acurrucarse al lado de la
chimenea, ya era muy viejo el pobre; hace tiempo que dejé de vivir
con mis padres, y que dejé de ser una niña bajita, he crecido, he
madurado...
A
veces me gustaría que todo siguiera igual, que las cosas fueran
como cuando era pequeña. Todo era mejor entonces. Por eso, por la
noche, cuando me voy adormir, ahora junto a mi marido, después de
haber acostado a mis hijos, recuerdo el pasado, sueño con él... Y
me despierto pensando que nada ha cambiado, que todo sigue como
antes...
Por Ellen Hamon :)
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