Siento
decepcionarte, pero no soy como tú y nunca lo seré.
No
tengo tus virtudes, pero gracias a Dios tampoco tengo tus defectos.
No
tengo tu don para el orden, no sé cómo organizar las cosas, ni si
quiera cómo organizarme a mí misma; al contrario que tú, no soy
para nada rencorosa, sé que te gusta que te den varias
oportunidades, pero luego tú no las das, y yo sí; no tengo tus
preciosos ojos color verde (aunque nadie sepa apreciarlos porque son
demasiado pequeños), ni tu maravilloso acento americano, pero al
menos soy capaz de esforzarme para intentar mejorar, para que veas
cómo mejoro, pero desgraciadamente no es algo que tu aprecies...
Sé
que has pasado por mucho, pero eso no te da derecho a pagarlo con los
demás, y menos conmigo, ya que siempre me estoy esforzando por
ganarme una mísera sonrisa, un mísero abrazo, o por lo menos un
“hola” cuando llego a casa.
Yo
también he pasado por lo mío, de hecho, sigo sufriendo aunque no lo
parezca, aunque tú pienses que sea demasiado pequeña para saber de
la vida. Y jamás se me olvidará esa frase, que como tantas otras
que me has dicho quedará marcada para siempre en mi cabeza: “ Ya
te darás cuenta con el tiempo, y ya lo pagarás con tus hijos”.
No. No, señor. Ahí debo llevarte la contraria. Jamás culparé a
mis hijos de lo que me haya pasado, o me esté pasando en ese
momento, porque si, como todos los padres dicen, “yo ya tuve tu
edad”, comprenderé la clase de cosas a las que se enfrentan, y
jamás se me ocurriría ponerles más peso en los hombros del que ya
tienen.
Todos
somos frágiles en el fondo, aunque intentemos aparentar que somos
rocas por fuera, por dentro todos somos de cristal.
A
pesar de que somos muy diferentes, hay algo en lo que de cierto modo
nos parecemos: A pesar de todo lo que nos ha pasado, de todo lo que
nos pasa cada día, somos capaces de seguir adelante. Por motivos
diferentes, con diferentes motivaciones, pero ni tú ni yo nos
rendimos nunca, venga lo que venga.
Quizás
tú manera y la mía sean demasiado diferentes para que llegues a
comprender, cómo y por qué digo lo que digo y actúo como actúo,
pero hay una cosa que tengo clara, no voy a cambiar, ni por ti ni por
nadie, porque si a mí me va bien así, si así he encontrado la
manera de seguir adelante, voy a continuar como hasta ahora. Por que
yo soy yo.
Porque
nunca he sido como tú, y nunca lo seré.
Por Ellen Hamon :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario