lunes, 13 de mayo de 2013

No más cortes


Siempre le he dicho lo guapa que era. Siempre la he hecho sonreír. Siempre parecía estar bien cuando estaba conmigo. ¿Cómo iba a saber yo que no era así?
Me di cuenta un día mientras nos besábamos en mi cuarto. Entonces, ambos empezamos a desnudarnos. Ella se quitó la camiseta, y me quedé observándola un rato. Realmente era preciosa... La chica más bonita que jamás haya conocido. Además de lista, graciosa, simpática, amable... Era la chica perfecta.
Entonces me fijé. Ella siempre llevaba manga larga, pensaba que para resguardarse del frío, pero ese día descubrí, que lo hacía para cubrir sus cortes.
Cortes que tenía en el brazo, y que ella misma se había hecho.
-¿Qué es esto?- Le pregunté, preocupado.
-No es nada- Dijo ella, apartando el brazo.
-No me mientas. ¿Qué son esos cortes?
-Son...
-¿Son?
-No son nada, en serio. - Ella recogió su camiseta del suelo y se la puso de nuevo.
-¿Qué te ocurre? ¿Por qué te haces eso?- Le dije casi apunto de llorar. Entonces ella me explicó, entre lágrimas, que era tan solo una manera de llevar el control, de controlar la pena que sentía por dentro. Me explicó qué clase de cosas le hacían sentir esa pena, como que sus compañeros de clase se burlaban de ella, no sabía bien por qué, que su padres la ignoraban o le gritaban... Me explicó que llevaba mucho tiempo sintiéndose de aquella manera. Sentía que no merecía todo aquello y que era mejor no existir, porque nadie la quería. -Yo te quiero. Te quiero más que a nada. No lo olvides, no estás sola. Me tienes a mí. Te quiero, pero por favor, no lo hagas más. - No pude evitar llorar yo también.- No más cortes, por favor... No más cortes...
-Todo parecía ir bien al día siguiente. Llegó al instituto feliz, saludando a la gente e incluso sonriendo. Pero al entrar en clase y fijarse en las miradas de sus compañeros, se sintió impotente, y me mandó un mensaje:
-Te quiero, con todo mi corazón, y te querré hasta la muerte” Pensé que no era nada, no sabía que lo de muerte lo decía literalmente, así que le contesté con un “Yo también te quiero”.
-Tuve entonces un mal presentimiento, sabía que algo no iba bien. Supongo que os sonará a locura, pero realmente sentí la pena y angustia de mi novia en aquel momento, y me asusté. Corrí a su casa, me fue fácil entrar, pues la puerta estaba abierta. Subí las escaleras hasta el piso de arriba, oía el sonido del agua saliendo del grifo, y entré en el cuarto de baño. Entonces la encontré. Allí, tirada en el suelo, lleno de sangre, inconsciente, con varios cortes en la muñeca y un cuchillo en su otra mano. Mi corazón se paró, se me acababa el aire, no podía respirar, no podía ver nada. Me acerqué a ella, con lágrimas en los ojos. La moví, intenté hacerla reaccionar, pero no hubo resultado.
-Me lo prometiste. No más cortes, ¡no más cortes!- En seguida me levante y llamé a una ambulancia, que la llevó de inmediato al hospital. Sus padres no tardaron en llegar, los había llamado un rato después al trabajo, para informarles de lo que había sucedido. Los tres esperábamos en la sala de espera cuando vimos aparecer al médico que había atendido mi novia.
-Lo siento- Fueron sus palabras- Había perdido mucha sangre, estaba ya en muy malas condiciones cuando la trajimos... No hemos podido hacer nada.

En ese momento, mi mundo se derrumbó, porque ella era mi mundo, ella era mi vida, ella lo era todo para mí. Y ya no estaba. Ni siquiera me fijé en la reacción de sus padres, me dirigí hacia los asientos y me senté, tratando de asimilar las palabras del doctor. “No hemos podido hacer nada”, “había perdido mucha sangre” …
- Me lo prometiste...-Dije, con la esperanza de que estuviera donde estuviese me escuchara.- Me lo prometiste. No más cortes... No más cortes...



Escrito por Ellen Hamon :)

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